Realizar inspecciones visuales periódicas para identificar daños externos, corrosión o fugas de aceite.
Tomar muestras de aceite del transformador y someterlas a análisis de laboratorio para detectar problemas internos.
Mantener limpias las superficies y componentes del transformador, eliminando la acumulación de polvo y suciedad.
Realizar pruebas eléctricas, como la medición de la resistencia de aislamiento y la prueba de relación de transformación.
Cambiar componentes desgastados o defectuosos, como los aisladores o los sistemas de refrigeración.
Mantener registros detallados de todas las actividades de mantenimiento y los resultados de las pruebas.